Capítulo 5 - Vuelta de Sídney

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Salimos de Sídney con el tiempo justo. En el checking nos ponen problemas, y la chica bastante estúpida. Nos hacen pagar mi mochila por ser muy grande, pero la pagamos entre cuatro porque todos metimos cosas dentro. Llegó a pesar 23 kg, que era el límite.

Una vez en el avión, no tuve tanta suerte como a la ida y me tocó en un sitio por en medio de todo, bastante alejado del resto y bueno, lo pasé durmiendo todo el vuelo.

Cogimos un minibus para volver a casa, nos metimos todos dentro y en 20 minutos llegué.

Faltaban dos horas para comer. Quería haber dormido un poco, pero ente que deshacía la mochila, me centraba un poco, me daba una ducha, veía las fotos... se me pasó y cuando terminé Johanna me había preparado dos panecillos con jamón york y tortilla y unas patatas fritas. Con el hambre que tenía, me duró dos minutos y ahora sí, me fui a dormir un par de horas...

... que se convirtieron en 6. Me levanté a las 18:00 y la casa estaba llena de gente. Toda la familia de Jason había venido a cenar. No le hice foto, pero la cena fue espectacular. Alitas de pollo, tacos de jamón, rollitos rellenos de yo que sé pero estaban buenísimos, patatas, arroz, unos rollitos pequeñajos con carne que me podía comer 50 de lo buenos que estaban. En fin, mucha comida y yo tenía mucha hambre así que me puse las botas.

Sólo hubo una cosa que estropeó la noche y es que al ser tantos, tuvimos que dividirnos y cenar algunos fuera. Yo pensé: "genial, hace una temperatura excelente fuera". Pero claro, no había pensado en los mosquitos y para cuando acabé de cenar, tenía los pies, piernas y brazos llenos de picaduras. Y, es más, no los veía, pero los sentía en mi habitación, por lo que acabé diciéndole a Johanna si tenía algo para ahuyentarlos (ya que a Johanna no le gusta matar nada). Me dio una ruleta verde. Me dijo que eso nunca lo había utilizado en interior, sólo en exterior, pero que si lo quería... Lo enchufé y eso empezó a desprender humo. No demasiado, sin embargo, mantuve la puerta y ventana abierta.

Al cabo de media hora se me pasó la historia y apagué el chisme ese y me fui a dormir.